¿Qué es la fiebre?

La temperatura del cuerpo fluctúa de forma natural a lo largo del día. Por ejemplo, es un poco más alta por la tarde que por la mañana. Por eso la temperatura corporal normal debe considerarse como un intervalo. Conforme a las mediciones de la temperatura rectal, los intervalos pueden clasificarse de la siguiente manera:

• Temperatura corporal normal: de 36,3 °C a 37,5 °C.
• Temperatura corporal aumentada: de 37,6 °C a 38,4 °C.
• Fiebre: de 38,5 °C a 38,9 °C.
• Fiebre alta: por encima de 39 °C.

• Infecciones víricas o bacterianas (la causa más frecuente).
• Ciertos medicamentos, convulsiones, cáncer o enfermedades autoinmunes.
• Los niños pueden padecer episodios de fiebre baja durante la dentición o al vacunarlos.
  

• Aumento de la temperatura corporal.
• Dolor de cabeza.
• Dolor en los músculos y las articulaciones.
• Escalofríos, agitación, estremecimientos.
• Sudoración.
• Enrojecimiento de la piel.
• Aumento del ritmo cardíaco.
• Mareos o debilidad.
• En caso de fiebre muy alta: convulsiones, alucinaciones o confusión.
• Sin embargo, hay que destacar que no todos estos síntomas tienen por qué darse al mismo tiempo.
  

La forma más eficaz y fiable de detectar la fiebre es por medio de un termómetro clínico.

Los termómetros de vidrio y los digitales miden directamente la temperatura corporal, mientras que los termómetros de infrarrojos de oído y  frente determinan la temperatura central al medir la radiación infrarroja del cuerpo, al igual que los de "sin contacto".

Las lecturas de la temperatura del oído y de la frente pueden ser ligeramente distintas de las obtenidas en el recto, la boca o la axila con un termómetro digital, incluso si la última medición se realiza correctamente. A lo largo de la vida la temperatura corporal media puede disminuir hasta en 0,5 °C.